Desde que la administración de Julio César Turbay contrató el lanzamiento del primer equipo y la de Belisario Betancour lo canceló, el país lo ha intentado en distintas ocasiones concluir el tema, como sucedió con el Pacto Andino e incluso cuando se intentó en conjunto con Venezuela (1994). Nunca se logró concluir ninguna negociación.
No obstante, el país ya tiene presencia en el espacio con un artefacto “made in” Colombia. Su nombre es Libertad 1 (del tamaño de una lonchera), se encuentra a 800 kilómetros de altura y, según se informa, cumplió su misión científica.
Los requerimientos de las telecomunicaciones globales han hecho del proyecto de un satélite propio una necesidad apremiante para el Estado, pues desde la Constitución de 1991 “se han dictado normas y políticas para promover la univerzalización de los servicios públicos”, según el documento Compes 3579.
Uno de los beneficiados con la adquisición del satélite será el proyecto Compartel del Ministerio de Comunicaciones, cuya finalidad es proveer de servicios de telecomunicaciones a los lugares más apartados de la geografía nacional.
Compartel ha tenido dificultades de conectividad a sistemas como la fibra óptica o de microondas en lugares apartados de la Costa Pacífica, la Orinoquía y la Amazonía, lo que hace de la conexión satelital la única opción, debido a sus características de cubrimiento geográfico y fácil instalación.
La determinación de acceder a un satélite propio de comunicaciones, se tomó tras analizar los costos que representa el arriendo de los servicios. Según el documento Compes, el costo mensual de conectividad a 512 Kbps empleando tecnologías terrestres de interconexión es menor a 50 dólares y superior a 250 dólares cuando se utilizan tecnologías satelitales privadas.
El Ministerio de Comunicaciones contrató una consultoría que tuvo dos puntos en consideración con respecto a la posibilidad de poner un satélite en órbita: mediante un leasing de largo plazo, que le ahorraría a Estado 99 millones de dólares y la compra que le ahorraría a los contribuyentes 165 millones de dólares.
Ya que se optó por la compra del satélite, interesados estadounidenses, chinos, franceses y coreanos, negociarán el trato con el Ministerio de Defensa, pues tiene experiencia en este tipo de contratación con Gobiernos y empresas proveedoras de logística militar.
Por otro lado, al país se le estaba haciendo tarde para tener su propio satélite ya que el espacio en la órbita geoestacionaria es cada vez más escaso, lo que hace más costoso el servicio de terceros, comentó Escobar.
La vida útil del aparato es de 15 años, cuando termine su combustible y emprenda su camino de regreso a la atmósfera donde se incinerará, el Gobierno podrá utilizar el espacio libre para ubicar uno nuevo sin el riesgo de perder el cupo.
Bajo este marco, el Ministerio de Comunicaciones se encargará de adelantar los procesos contractuales y negociaciones que corresponda para contar en 2012 con el satélite de comunicaciones en operación.
Para esto, se adelantará, a través del Fondo de Comunicaciones, el trámite de autorización de cupo para la asunción de obligaciones con cargo a las apropiaciones de vigencias futuras ante el Departamento Nacional de Planeación y el Ministerio de Hacienda y Crédito Público.
Características
Los servicios satelitales se clasifican como Fijos (Fixed Satellite Service, FSS), Radiodifusión, (Broadcasting Satellite Service, BSS) o Móviles (Mobile Satellite Service, MMS), siendo el FSS el más adecuado para satisfacer los requerimientos de comunicaciones de banda ancha en sitios fijos.
Los satélites describen una órbita en su trayectoria, que de acuerdo con su altitud recibe los nombres de LEO (Orbitas Bajas de 500 Kms. a 2000 Kms.), MEO (Orbitas medias de 5000 Kms. a 22.000 Kms.), y GEO (Orbita geoestacionaria a 35.786 Kms).
Para la prestación de servicios fijos, es ideal la ubicación del satélite en la órbita geoestacionaria, por ser la única desde la cual se ve siempre en la misma posición respecto a un observador en la tierra, lo cual reduce los costos del servicio.
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