Por primera vez se ha logrado instalar una Turbina Maremotriz en el lecho marino, concretamente en Escocia. La idea de esta empresa, la irlandesa OpenHydro, respecto a la energía extraída del mar es desarrollar parques y turbinas montados en el lecho marino, donde ninguna parte de su estructura es visible desde la superficie, y a una profundidad suficiente para no interferir el trabajo de los barcos pesqueros.
La energía mareomotriz es la que resulta de aprovechar las mareas, es decir, la diferencia de altura en media de los mares según la posición relativa de la Tierra y la Luna, y que resulta de la atracción gravitatoria de esta última y del Sol sobre las masas de agua de los mares. Esta diferencia de alturas puede aprovecharse interponiendo partes móviles al movimiento natural de ascenso o descenso de las aguas, junto con mecanismos de canalización y depósito, para obtener movimiento en un eje.
La energía mareomotriz tiene la cualidad de ser renovable, en tanto que la fuente de energía primaria no se agota por su explotación, y es limpia, ya que en la transformación energética no se producen subproductos contaminantes gaseosos, líquidos o sólidos.
Mediante su acoplamiento a un alternador se puede utilizar el sistema para la generación de electricidad, transformando así la energía mareomotriz en energía eléctrica, una forma energética más útil y aprovechable. Es un tipo de energía renovable limpia.
El dispositivo ha sido como una turbina de eje horizontal pensada para interferir la mayor área posible de corriente marina. El rotor es cilíndrico y gira alrededor del eje. El prototipo, de 0,5 metros de diámetro, ha funcionado bien en las pruebas realizadas hasta el momento, probando las ventajas de este diseño de las palas.
Sus creadores calculan que, una vez construido a escala real, medirá unos diez metros de diámetro. Si se instalara este tipo de turbinas en una superficie de un kilómetro de ancho podrían generar 60 Megavatios de energía.
La turbina es mecánicamente menos complicada que las desarrolladas hoy en día, según los ingenieros de Oxford, ya que requiere menos generadores y cimientos, lo que se traduce en un menor coste de construcción (hasta un 60%) y mantenimiento (hasta un 40%).
El equipo de investigación tiene previsto hacer las primeras pruebas en mar abierto en 2009 y en 2013 tener la primera turbina comercializable.
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